Dormir bajo las estrellas y rodeado por la naturaleza es una de las experiencias que más disfrutamos los enamorados de la montaña. Aunque una de las cosas más importantes para disfrutar de la experiencia de dormir al aire libre es una cómoda colchoneta y un buen saco de dormir. Si te pierdes un poco entre la amplia gama de materiales y tipologías de sacos, a continuación te dejamos unos cuantos trucos para ayudarte a encontrar el que más se adapte a tus necesidades.
¿PLUMA O FIBRA?
Ninguna de las dos opciones es perfecta para todas las situaciones. Y además también tienen bastante importancia nuestros gustos personales. Hay gente que le gusta el tacto de la pluma para todo el año, otros prefieren la fibra para el verano y la mayoría entienden que hacen falta los dos tipos de relleno térmico
para resolver con dos sacos todo el año.
1) LA FIBRA SINTÉTICA: es económica, resistente, suficientemente “caliente” y seca rápido. Un saco de 1.000 g de peso total, sin collarín y con funda de compresión minimalista te permitirá dormir confortablemente entre +15 y 7/+8ºC (incluso hasta +2/+3ºC si lo envuelves con una manta térmica cerrada con tiras de esparadrapo). Con eso resuelves el verano en alta montaña estival mientras no pernoctes por encima de los 2.500 metros.
2) CON PLUMA: del doble al triple de cara que la fibra, muy caliente y ligera, de secado extremadamente lento. Si te gusta por ejemplo vivaquear en Picos de Europa o Pirineos en verano, con un saco de 500 g de pluma de buena calidad (por ejemplo oca de 800 cuins) y 1.000 g de peso total dormirás muy a gusto entre +10 y 0ºC. La pluma sin apenas raquis y en forma de copo se conoce como plumón o duvet. A mayor calidad, superiores aislamiento térmico, compresibilidad y longevidad. Esta maravilla natural compuesta de queratina, que se extrae del pecho y cuello de ciertas aves, triplica la longevidad de la mejor fibra sintética, permite que el saco abulte la mitad en su funda de compresión, y nos ahorra peso en la mochila.
3) OTRA OPCIÓN MUY FUNCIONAL, es adquirir dos sacos ligeros, uno sintético y uno de pluma que puedan usarse por separado o meter uno dentro de otro. Eso implica dos requisitos: el de pluma, que irá “fuera” debe ser lo suficientemente ancho para admitir el de fibra dentro sin que se aplaste la pluma y los gramajes deben ser muy bajos (por ejemplo 500 g el de pluma y 600 g el de fibra). Por separado serían sacos para dormir en un refugio o en un cámping entre +20 y +12ºC y, superponiéndolos un práctico apaño de 1.100 g con un rango realista de +5 a +10ºC. Los dos pueden ir juntos en una única funda de compresión y constituir una práctica combinación en viajes que incluyan zonas con temperaturas muy contrastadas. Hemos probado este sistema en centenares de pernoctas durante estos últimos veinte años y... ¡funciona!
Sólo podrás comparar las temperaturas de los sacos que cumplan la norma europea EN 13537. El confort o valor más suave es el que manda. Las chicas deben restar unos 3 grados a esa cifra para obtener una valoración más acorde con la realidad. El límite de confort es utilizado en ocasiones tramposamente para embaucar a los clientes demasiado confiados. La temperatura extrema es un valor tan teórico o peligroso que debería eliminarse de la información al consumidor. Un saco de 0ºC de confort legalmente puede estar marcado como -7ºC en su límite de confort y -24ºC temperatura extrema, lo que sinceramente es de locos y muy poco realista.
Los sacos de fibra aíslan mejor de un suelo frío o de un vivac con viento que los de pluma. A igualdad de espesor siempre resulta más “caliente”un modelo sintético, pero como en general los de pluma duplican o incluso triplican el espesor de los de fibra, su capacidad aislante se muestra netamente superior para un mismo peso.